Leones y Navegantes llega por tercera vez a una final directa ante la expectativa de todo un país y con muchas interrogantes abiertas, debido a las caras nuevas que muestran ambos equipos
El país contendrá la respiración cuando hoy, a las 7:30 de la noche, Caracas y Magallanes inicien por tercera vez la disputa de una final directa en el beisbol profesional venezolano.
El careo será seguido por miles de personas en tribunas y gradas, y por millones más a través de la radio, la televisión, los periódicos y los medios alternativos.
Será la oportunidad para que los Leones se saquen la espina que está clavada en el orgullo de la divisa desde hace más de 13 años.
El club con más coronas en esta pelota no ha podido vencer a su eterno rival en una final de este tipo. Los Navegantes se llevaron el título en la 93-94 y repitieron en la 96-97, agregando humillación a la ofensa, pues si la primera vez necesitaron siete juegos, en la segunda apenas requirieron cinco para alzar los brazos.
¿Llegó la hora de la revancha? Puede que sí. Son adversarios formidables y dominaron tanto la eliminatoria como la semifinal. Los turcos han derrotado a los melenudos en 8 de las 13 veces que se han enfrentado en la 20092010, incluyendo 6 de 7 en el estadio Universitario, pero hay mínimas señales que pueden convertirse en brechas para los felinos.
Están primero las lesiones que afectan a dos bates fundamentales del Magallanes, Richard Hidalgo y Edgardo Alfonzo. Hidalgo se perderá toda la serie, lo que sin duda le restará poder al lineup azul.
Está también el resultado del draft de sustituciones. Los carabobeños debieron apelar al mercado internacional para añadir ese madero adicional, contratando a Emilio Bonifacio, obligados, como estaban a buscar un abridor y un cerrador en el draft, ante las señales de cansancio que afectan a Jean Machí. Los capitalinos, en cambio, dejaron sin ejercer una de sus sustituciones, que podrían utilizar en plena final, después de que lance uno de sus pitchers importados.
Está también la defensa. Los Leones mejoran con Grégor Blanco en el centerfield, lo que les da una sólida línea central, mientras que los Navegantes no se ven tan firmes como sus adversarios en las esquinas del diamante, con DeCaster y Bonifacio en el cuadro y Ryan en el left (aunque el ingreso de Alex Escobar en el right le daría seguridad a unos jardínes que recuperan a Ezequiel Carrera).
¿Pueden tan mínimas diferencias inclinar la balanza? Imposible saberlo, porque la reconstrucción que han vivido ambos oponentes en la última semana arroja un cúmulo de preguntas: ¿cómo rendirán en una nueva liga los recién llegados Raúl Valdés, Ramón Ortiz, Jason Standridge y Bonifacio? ¿Es más lo que pueda hacer el veterano Julio Mañón que lo ya demostrado por Armando Gabino, quien le dio su lugar? ¿Cómo funcionarán los colectivos?
Caracas tuvo el mejor pitcheo en la semifinal y Magallanes el mejor bateo. Pero ya no están Pablo Sandoval ni Ronny Cedeño en la acera turca, y el cuerpo de lanzadores melenudo ha sufrido grandes cambios como para darlo por sentado. Lo que nos devuelve a la pregunta central.
¿Es la hora de los Leones? Quizás sí, por una nariz. Pero los Navegantes tienen el equipo para salir airosos y mantener esa la dictadura azul en las finales de los Eternos Rivales.
Publicado en El Nacional, el jueves 21 de enero de 2010.
