Magglio Ordóñez superó el jueves los 2.000 hits en su carrera —es el sexto venezolano en lograrlo— y aún no sabe cuándo podrá sentarse a disfrutar de sus muchos logros deportivos
La voz de Magglio Ordóñez se escucha bajita y pausada, al otro lado del teléfono. Habla de sí mismo casi como si acabara de enterarse de sus últimas hazañas y no diera crédito a ello. De tanto en tanto no declara, reflexiona, mientras le da vueltas al hecho de que, a partir del jueves, es el sexto venezolano con al menos 2.000 hits en las mayores, gracias a ese cañonazo a la izquierda que le sonó a Carl Pavano en el cuarto inning del duelo entre los Mellizos y los Tigres, en Detroit.
Que nadie se llame a engaño. Ordóñez podrá admitir que le tomó por sorpresa llegar a 1.000 anotadas, hace una semana. Pero ese mismo timbre y ese tono de voz con que responde, quedamente, es el mismo con que evaluaba la posibilidad de ser campeón de bateo en septiembre de 2007, a poco de coronarse por encima del gran Ichiro Suzuki.
-¿En verdad no sabías que estabas a punto de anotar tu carrera número 1.000?
-Si no me lo dices, no me doy cuenta. La verdad es que he estado más pendiente de los 2.000 hits. Pero estoy muy orgulloso. Todos los logros que he obtenido en mi carrera son muy satisfactorios.
-1.000 anotadas, 2.000 hits, muy pronto 300 jonrones. Son números importantes.
-No ha sido nada fácil. Pero se ven los resultados del trabajo fuerte y la disciplina.
-¿Qué pasa por tu cabeza, qué es lo que realmente sientes cuando haces una pausa y revisas logros como este?
-También me he hecho esa pregunta. A veces he dado un hit importante, un batazo como aquel jonrón que di para meternos en la Serie Mundial de 2006, pero en el momento uno se olvida de todo eso. Creo que voy a recordar esas cosas y todos estos momentos cuando me retire y esté reunido con mis amigos en mi casa, hablando de beisbol. Ahorita no. Por supuesto que uno busca dar los hits y tiene metas personales, pero de inmediato te olvidas de lo que hiciste, porque debes estar pendiente del próximo turno, de seguir ayudando a tu equipo a ganar juegos. Es posible que quienes más lo disfruten sean los fanáticos.
-O sea, ¿que sólo lo disfrutarás cuando tengas nietos?
-Tal vez sea así (y ríe). Es que aquí soy como un soldado: al día siguiente me toca viajar y pensar en el próximo encuentro. Es mi trabajo.
-¿Es posible pensar en los 3.000 hits?
-Cónchale, no sabría responder eso. Me quedan 1.000 hits más. Es decir, que tendría que jugar 5 años, a 200 hits por año. Es difícil. Aunque no es imposible. Si no me hubiera lesionado, ya tendría más de 300 jonrones y 2.300 hits. La lesión en la rodilla y aquella hernia deportiva me quitaron un año (entre 2004 y 2005). Pero no es imposible.
-¿Cuál es la siguiente meta?
-Ahora son los 2.100 hits. Aunque realmente me gustaría llegar esta misma temporada a 300 jonrones.
-¿Te sientes tan bien como han dicho que te ven tus compañeros y el manager Jim Leyland?
-Sí, me siento muy bien. Pero tengo que seguir haciendo arreglos entre turno y turno, toda la temporada. Comencé muy bien y luego bajé un poco el ritmo. Estoy tratando de recuperarlo, nuevamente. Espero tener una buena campaña.
-Ahora que tu esposa, gracias a Dios, se encuentra saludable y has podido recuperarte de aquella mala primera mitad de 2009, ¿ves el beisbol de otro modo?
-Sí, es así. Cuando uno tiene ya cierta edad, cierta experiencia, ve las cosas de manera distinta. Se aprecia más la vida.
-¿Recuerdas alguna anotada especial, entre esas más de 1.000 que ya tienes?
-Es raro. Una de las cosas más importantes en el juego son las anotadas, porque sólo con ellas puedes ganar. Pero los bateadores generalmente no estamos pendientes de las anotadas. Siempre vemos el average, los jonrones, las impulsadas, y olvidamos las anotadas.
-Es decir, que ¿no recuerdas alguna en particular?
-Debe ser aquella, cuando di el jonrón para meternos en la Serie Mundial, con todos los muchachos esperándome en el home.
-Y entre los 2.000 hits, ¿hay alguno inolvidable?
-El primero de mi carrera. Sí, ese primer hit. No lo olvido. Se lo di a otro venezolano, a Ramón García, en 1997.
El dato:
Luis Aparicio fue el primer venezolano en llegar a 2.000 hits, en 1969. El zuliano inmortal se retiró con 2.677. Le siguieron David Concepción (quien alcanzó 2.326), Andrés Galarraga (2.333), Omar Vizquel (2.706), Bob Abreu (2.136) y ahora Magglio Ordóñez (2.000)
Ningún venezolano lo ha logrado en menos turnos
LLEGÓ A 2.000 hits CON APENAS 6.411 VECES AL BATE
Magglio Ordóñez es el venezolano que ha requerido menos turnos al bate para llegar a 2.000 hits en las grandes ligas, una gesta que completó el jueves, al disparar un sencillo a la izquierda contra Carl Pavano, de los Mellizos, en el Comerica Park de Detroit.
El slugger de los Tigres necesitó únicamente 6.411 viajes al home para sumar sus dos millares de imparables, después de acumular 7.963 apariciones legales en 1.850 choques.
El nativo de Coro se unió a un sexteto integrado también por Luis Aparicio, David Concepción, Andrés Galarraga, Omar Vizquel y Bob Abreu.
El batazo de Ordóñez llegó a los 36 años, 3 meses y 1 día de nacido. No es el más joven en lograrlo, un privilegio que aún está en poder de Aparicio.
Aparicio en 7.748 turnos. Aparicio fue el primer criollo en llegar a la cifra, el 15 de mayo de 1969, en un encuentro entre sus Medias Blancas y los Tigres.
El zuliano, quien ayer casualmente celebró su 76° cumpleaños, envió al jardín derecho un pitcheo de Earl Wilson, en el tercer inning. Tenía 34 años, 11 meses y 14 días de nacido.
El marabino llegó a la meta después de 1.956 encuentros, tras consumir 8.470 apariciones legales y 7.748 turnos al bate.
Concepción en 7.476 turnos. Concepción fue el segundo en lograr la hazaña, el 11 de mayo de 1985, con el uniforme de los Rojos —el único que utilizó en toda su carrera— y contra los Astros.
El aragüeño pescó un envío de Julio Solano y lo devolvió como un sencillo, en el quinto pasaje. Tenía 34 años, 11 meses y 24 días de edad.
El maracayero empleó 2.083 partidos, 8.253 apariciones y 7.476 veces al bate.
Galarraga en 6.888 turnos. Galarraga se unió de tercero al listado, el 29 de junio de 2000, apenas 11 después de haber soplado las 39 velitas, con los Bravos, frente a los Mets.
El caraqueño descargó un triple, el único que lo ha hecho al llegar a la meta, versus Rick Reed, en el primer pasaje del duelo.
El nativo de Chapellín necesitó 1.847 juegos, 7.572 apariciones y 6.888 veces al bate para completar la faena.
Vizquel en 7.317 turnos. Vizquel arribó cuarto al lote, el 22 de abril de 2004, todavía con los Indios y ante los Reales.
El capitalino tuvo que esperar hasta el octavo acto, para castigar a Jason Grimsley con un imparable a la izquierda. Le faltaban dos días para festejar su cumpleaños número 37.
Al caraqueño le tomó 2.006 duelos, 8.318 apariciones y 7.317 turnos para emular a sus predecesores.
Abreu en 6.671 juegos. Abreu fue el último en llegar a los dos millares, antes de Ordóñez. Lo consiguió la temporada pasada, el 7 de junio de 2009, con los Ángeles, frente a los Tigres.
El aragüeño es el único que ha sellado su hazaña con un tubey. Se lo pegó a Rick Porcello, en el mismo primer inning. Tenía 35 años, 2 meses y 26 días de edad.
El nativo de Turmero fue, en su momento, quien necesitó menos turnos para completar el tope, pues requirió 1.850 encuentros, 7.963 apariciones y 6.671 viajes.
Los reyes criollos del hit
2.706 Omar Vizquel
2.677 Luis Aparicio
2.333 Andrés Galarraga
2.326 David Concepción
2.136 Bob Abreu
2.001 Magglio Ordóñez
Incluye hasta los juegos del jueves 29 de abril.
El dato:
Magglio Ordóñez también “está jugando la mejor defensa en el rightfield” desde que el manager Jim Leyland está a cargo del equipo, declaró el propio piloto al Detroit News. “Es un asunto de concentración”, dijo el técnico, a cargo de los Tigres desde hace más de un lustro. “Se nota en el salto que da cuando sale el batazo”.
Publicado en El Nacional, el viernes 30 de abril de 2010.
