El líder bate de la Nacional quería ser ingeniero, no pelotero. El segunda base de los Bravos tiene a Albert Pujols como mentor y jura que no piensa en el título de bateo
ANAHEIM
Martín Prado no soñaba con disputar un Juego de Estrellas cuando tenía 17 años de edad.
El aragüeño estudiaba ingeniería mecánica en el núcleo de la UCV en Cagua, entrenaba al equipo de softbol y jugaba pelota para la universidad, cuando, al verle en un torneo, un scout le preguntó: “¿Tú todavía estás jugando? Vamos a darte el chance de firmar”.
El actual líder bate de la Liga Nacional dijo que no.
“Mi mamá, no yo; era ella quien me decía que debía darme una oportunidad”, recuerda Prado. “Yo ya estaba decidido a ser ingeniero, hsta que hablé con el decano y le pedí que me congelara el semestre, a ver qué tal”.
La decisión fue afortunada para los Bravos de Atlanta, que casi 10 años después dependen de Prado como primer bate y segunda base, en la lucha por los playoffs.
Porque el nativo de Maracay probó fortuna en el beisbol profesional y, tras un largo camino y casi cuatro campañas como utility, se ganó el derecho de abrir en el Juego de Estrellas, ayer, por la Liga Nacional.
Sólo el gran Jesús Marcano Trillo había iniciado un clásico de julio como intermedista, entre todos los venezolanos que han pasado por las mayores.
“El semestre que congelé debe estar ya como la edad del hielo”, sonrió el infielder, con su dicción impecable y un modo analítico al hablar que sorprende.
Prado es un pelotero diferente; desde su gusto por desarmar máquinas, para saber cómo funcionan, hasta el modo en que responde las preguntas de la prensa: medido, escogiendo cada palabra, haciendo énfasis en ciertas ideas, gesticulando con las manos.
Cuando se retire podría ser comentarista, dice. O agente. O instructor. Ya no ingeniero.
“Estoy joven y podría retomar mi carrera”, apuntó. “Pero no está en mis planes. La mayoría de los peloteros difícilmente se va a su casa, a hacer otra cosa”.
No significa que ya no tenga el mismo gusto por los números.
“Leo mucho de matemática y mecánica; todo en la vida se puede calcular en números, hasta la música”, señaló.
Por eso le encantan, dijo, las nuevas mediciones que la sabermetría ha aportado al beisbol, aunque jura que en el terreno no piensa en estadísticas.
“Mi meta no es dar 200 hits, como han dicho”, atajó. “Y no pienso mucho en el título de bateo. Estamos en mitad de temporada y si voy al home pensando en eso, si no doy un hit, lo arrastraré hasta el siguiente partido. Así que no, yo me voy a mi casa pensando que pude dar lo mejor de mí y ya”.
La madre de Prado viajó a ver a su hijo brillar en Anaheim.
“Ella me ha llevado por el camino correcto”, continuó. “Aquí hay peloteros que nacieron con una estrella, con un talento. No fue mi caso. Dios me dio la salud, pero tuve que desarrollar mi talento con mucho trabajo”.
La cifra .325 adorna la hoja de servicios del actual líder bate de la Liga Nacional. Los números le persiguen y realzan su labor.
“Todo se resume en dedicación, confianza, fortaleza mental y la motivación de mi mamá”, sentenció. “Este es uno de los momentos más felices de mi carrera. Mis compañeros de la universidad saben bien lo mucho que me costó poder llegar hasta acá”.
El dato:Martín Prado no suma muchos boletos, a pesar de su OBP de .367, y no cree que cambie en lo inmediato. “No tengo la jerarquía de Bob Abreu o Albert Pujols”, dijo. “Tengo que hacer swing a los pitcheos que estén cerca, o me cantan strike”
Martín Prado cuenta con el mejor maestro, en su obsesión por ser cada día un bateador más eficiente.
“Albert Pujols ha sido un mentor para mí”, dijo. “Cada vez que lo veo, busco qué cosa nueva preguntarle. Hay que preguntarle a los mejores. Él es mentalmente fuerte y sabe explicarse. Dice que duerme con un bate, que no tiene límites, porque quiere ser el mejor todos los años. Así pienso también”.
Su principal aliado en Atlanta ha sido otro grande, Chipper Jones, quien desde 2008 venía pidiendo al equipo que le diera al venezolano la oportunidad de ser titular.
“Es un hombre de pocas palabras. Gracias a Dios me gané su respeto. Siempre me dijo que esperara, que yo iba a jugar a diario, así fuera en otro equipo”.
Ahora es titular y aplica lo aprendido de Pujols: “Tu mecánica puede tener una falla mínima y eso puede afectarte. La única forma de mejorar es seguir trabajando”.
Publicado en El Nacional, el miércoles 14 de julio de 2010.
