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Adiós, Flores Bolívar

El ex receptor Flores Bolívar, manager de los Tiburones de La Guaira en 2006, murió este fin de semana, debido a un accidente cerebro vascular




I

La primera imagen que recordamos de Flores Bolívar es también un episodio de la niñez.

Era una fotografía en una barajita de los Leones, posiblemente de la temporada 77-78. Aquellos cromos eran sencillos, de papel y no cartón. Casi todos los peloteros aparecían retratados de medio cuerpo o close-up. Menos él.

La foto de Flores Bolívar mostraba a un joven receptor, hincado, sin sus aperos, con un enorme bigote negro y una mascota en la mano izquierda, en actitud de esperar un pitcheo.

Aquella barajita causó gracia entre los amigos que jugábamos pelota en los terrenos baldíos de la cuadra. Primero, porque no entendíamos que aparecieran dos apellidos y ningún nombre propio. Y luego, porque ya empezábamos a ir al estadio y nunca veíamos a ese catcher entrar en acción.

Era otra época. No bastaba con jugar bien para poder jugar en el profesional. Los seis equipos que formaban el circuito sólo tenían obligación de poner en juego entre cuatro y cinco criollos, dependiendo de los acuerdos realizados en cada convención anual, y encima existía la posibilidad de inscribir a un importado en lugar de un venezolano que se hubiera lesionado.

La carrera de Flores Bolívar discurrió básicamente como receptor de bullpen. Apenas tomó ocho turnos con el Caracas, entre 1976 y 1983. La típica crueldad del preadolescente se manifestaba cada vez que alguien se burlaba de uno de nosotros, comparándonos con él en las partidas de pelotica de goma que tirábamos en la calle.

II

La siguiente imagen de Flores Bolívar que recordamos es un episodio reciente.

Flores Bolívar con el Sant Boi, en España

Entramos al dugout de los Tiburones, una tarde de apariencia rutinaria, en noviembre de 2006. La Guaira despidió al manager Razor Shines y llamó de la liga paralela al mismo personaje, con el mismo bigote poblado y el mismo rostro de aquel joven que posaba delante de la cámara con el uniforme de los Leones, 20 años atrás.

El técnico conocía nuestro trabajo en el periodismo —y nosotros el suyo, en la filial de los salados—.

Durante 15 o 20 minutos tuvimos la primera de muchas charlas que sostendríamos mientras dirigió a los escualos. Era un sueño cumplido para él, que desarrolló una carrera como piloto en el beisbol de España.

Estaba al frente de uno de los clubes con más historia y aficionados en el país, pero no había en su actitud ni un asomo de soberbia o pedantería. Al contrario, su mirada era transparente, sincera. Casi con la ingenuidad de un niño, con esa ingenuidad y sorpresa que poseen las almas buenas, reconocía la felicidad que sentía por el papel que le tocó jugar.

A poco más de un mes de aquella primera conversación en la cueva de los litoralenses, Flores Bolívar renunció al mando, por no estar de acuerdo con los modos conque una parte de la directiva intentó imponer su parecer. Hasta en su renuncia fue un caballero: no dijo nada estentóreo ante los grabadores y se marchó del Universitario, dejando en nosotros la certeza de su amistad.

III

Héctor Cordido saludaba a Flores Bolívar siempre del mismo modo. “Millonario”, le decía, y el ex receptor sonreía con afabilidad.

“Héctor me ha llamado así toda la vida”, nos explicó la primera vez. “Claro, como mi apellido es Bolívar, me dice Millonario”.

No fue un hombre acaudalado, a pesar del mote. Pero cada una de las personas que le conoció, con quienes hablamos durante el domingo, tiene el mismo recuerdo que nos traicionó al escribir estas líneas y que nos hizo derramar las lágrimas que brotan cuando se va alguien a quien queremos.

La muerte nos impedirá volver a ver al buen amigo, al hombre de beisbol, al entrañable personaje; a ese buena gente, cuya memoria nos lleva hasta la infancia y nos acompañará para siempre.

Adiós, Flores Bolívar.

Publicado en El Nacional, el lunes 20 de septiembre de 2010.

Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

3 COMENTARIOS

  1. Millonario, fue uno de los pioneros del beisbol profesional radicado en Charallave. Su famosa vivienda es un ícono en la ciudad tuyera, a lo alto, luce un tanque de agua enorme y no es más que una réplica de una gigantesca pelota de beisbol. Y todo aquel que va al Ramón Pérez Arocha (el estadio) dice "Ahí vive Flores Bolívar". Alto pana y hombre de pueblo, muy querido en la zona. Paz a su alma.

  2. Celina Bolívar la hija mayor de "Millonario" es una de mis mejores amigas. Le di el link de este blog par que leyera lo que escribiste de su papá y se emocionó mucho. Y te confieso que yo también. La imagen que yo tengo de Flores Bolívar es la del padre y esposo amoroso. Los que tuvimos el privilegio de ir muchas veces a su casa y compartir algunos momentos familiares con él y su esposa Carmen siempre te hablarán de la sonrisa gigante, la amabilidad y el cariño que le daba a quienes querían a los suyos. Gonzalo, su hijo menor se emocionará mucho cuando le muestre la imagen de la bajarita a la que te referías. De parte de los amigos de su hija muchas gracias por las palabras tan lindas que le dedicaste en esta nota. Alexandra González

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