La fiebre de jugar

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Gregorio Petit y José Lobatón no veían la hora de estar libres de compromisos en las mayores

ESPNdeportes.com

Gregorio Petit estuvo con los Rangers

Gregorio Petit no habría dominado la ansiedad de estar lejos del estadio Universitario, de no existir Skype.

Cuenta el campocorto de los Leones del Caracas que cada noche, mientras se entrenaba en el complejo de los Vigilantes de Texas, en Arizona, se comunicaba con su esposa en Venezuela a través de la computadora, para mitigar la nostalgia de no estar jugando en la pelota invernal de su país, debido a las precauciones que habían tomado los texanos para la postemporada de grandes ligas.

«Ella volteaba la pantalla y apuntaba al televisor», recuerda Petit. «Mientras hablábamos, yo podía ver el juego del Caracas».

El torpedero capitalino fue protagonista involuntario de un caso curioso, este mes. Aunque no pasó un día en las mayores en 2010, su organización le envió a Surprise, para mantenerse en forma en la Liga Instruccional y estar a mano, en caso de que los Vigilantes sufrieran la lesión de alguno de sus infielders en los playoffs de la Liga Americana.

Petit repitió el rito cada noche durante toda la pretemporada y la primera semana del campeonato local, impotente por no poder sumarse a los felinos. La paciencia de José Lobatón fue otra víctima de las series divisionales de la gran carpa.

Los Rays de Tampa Bay subieron al receptor desde triple A y le colocaron en la lista de incapacitados en un mismo día, la noche del 31 de agosto, para contar con un cupo extra en el roster activo de 25 jugadores y tener más opciones al momento de armar la nómina de postemporada.

Lobatón, debido a aquella transacción, ha debido esperar hasta la tercera semana de acción en Venezuela para poder jugar con los Leones.

«Tenía mucha ansiedad por estar aquí», confiesa el careta, que se reportó mediados de la segunda semana de acción, tras pasar varios días entrenándose en su ciudad natal, Acarigua. «Todo el mundo me preguntaba por qué no me incorporaba al equipo. Y yo sin poder hablar».

Lobatón no podía hablar debido a que el movimiento que hicieron los Rays rozó la frontera del reglamento. Pero fue legal. Al subirlo el 31 de agosto y colocarlo directamente en la lista de incapacitados, hicieron que Tampa Bay tuviera más de los 25 jugadores que habitualmente son elegibles para actuar en los playoffs.

José Lobatón estuvo con los Rays

Como cada uno de los 25 peloteros activos, así como también aquellos que estén en la lista de incapacitados para el 31 de agosto, puede ser sustituido por alguien no elegible, en caso de estar lesionados, los floridanos disponían de una excusa para inscribir en la serie divisional a un jugador como Rocco Baldelli, en principio inelegible.

«La verdad es que yo no entendía nada», admite Lobatón. «Y cuando mi manager en triple A me explicó cómo sería todo, lo tomé a mal. Yo quería jugar. Estaba saliendo de una lesión en el pie y me dijeron: ‘Quédate tranquilo, que igual vas a las grandes ligas’. Fue muy extraño. Pero fue bueno, porque cobré un mes completo de salario y uno necesita el dinero».

El portugueseño también acumuló un mes de servicio, con vistas al arbitraje, y otro de antigüedad, con vistas a su pensión de retiro.

Es lo único que compensó su ausencia en la cueva caraquista, precisamente en la temporada en la que la gerencia decidió no traer catchers importados y apostar por él y por Carlos Maldonado.

«Necesitaba sentir el estadio y la fanaticada», apunta Lobatón. «No es lo mismo ver los juegos por televisión. Me sentía mal por no estar aquí, ‘quechando’. Me enteré leyendo los periódicos que iba a tener la oportunidad y quiero dar lo mejor de mí. Ahora, por fin, puedo ayudar al equipo».

Petit, a quien el manager Dave Hudgens considera su voz en el terreno, ni siquiera tenía el consuelo de poder hablar con sus amigos. En Surprise la rutina es distinta a la de Acarigua.

«Allá a las 2:00 de la tarde no queda nada que hacer», cuenta sobre su experiencia en el complejo de entrenamientos de Arizona. «Y no quería ver los juegos de los Vigilantes para no meterme cosas malas en la cabeza. La única manera que había para que me llamaran era que alguien se lesionara, y yo no quería desear que alguien se lastimara para que me dieran un chance».

El único consuelo de Petit fue conectarse a Skype y hablar con su mujer.

«Veía a mi esposa, veía a mi hija y veía mi juego de los Leones», sonríe. «Ojalá el beisbol en Venezuela durara más y no tuviéramos que ir a jugar a otro lado. He jugado delante de 43.000 personas en Texas y aquí hay más emoción. Allá, en Estados Unidos, la gente va a pasar el día en el estadio. Aquí vienen a ver el juego de beisbol. Y más vale que lo hagas bien».

Publicado en ESPNdeportes, el domingo 24 de octubre de 2010.

Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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