Rafael Betancourt: “Mi sueño era ser como Omar Vizquel”

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Rafael Betancourt hizo historia desde el montículo. El tercer pitcher criollo en llegar a 500 juegos en las mayores posee una combinación de registros que no iguala ni siquiera Mariano Rivera

Rafael Betancourt tenía 22 años de edad cuando comenzó su carrera como pitcher, en 1997. Salvo en las partidas con sus amigos de la calle, allá en Cumaná, nunca había lanzado regularmente antes de eso. Por ello, sorprende que el lunes haya alcanzado 500 juegos en las grandes ligas y sorprende aún más el modo en que allí llegó.

El derecho sucrense se convirtió en el tercer venezolano que participa en medio millar de encuentros en las mayores, emulando a Ugueth Urbina y Francisco Rodríguez. Es una marca más que respetable, tratándose de un pelotero que firmó para jugar como campocorto y que casi pierde su carrera por una lesión.

El mayor logro de Betancourt, sin embargo, está al final de la búsqueda que permite el motor de Baseball Reference: ni Mariano Rivera ni Trevor Hoffman —los apagafuegos más reputados del beisbol—suman 500 partidos con tan buenos promedios de ponches y boletos como tiene el cumanés.

Ningún otro lanzador, de hecho, en la historia de la gran carpa, ha puesto la combinación de números del oriental, contando a partir de 1901.

“Es un orgullo”, exclamó Betancourt, al otro lado del teléfono. “Esto refleja todo el esfuerzo que he hecho en mi carrera, habiendo comenzado como pelotero de posición y pasando por una operación en el brazo”.

El diestro sufrió por mucho más que eso. Incluso fue vendido al Japón y pudo terminar sin hacer un solo envío en las mayores. En cambio, ya tiene su propia página en los registros más notables del beisbol venezolano.

“Dios me ha dado la fuerza para seguir adelante, con la ayuda de mis compañeros”, aseguró Betancourt. “Mi gran ídolo era Omar Vizquel. Mi sueño era jugar shortstop en las grandes ligas, como él. Pero las cosas ocurren por algo”.

El duelo que completó el sorprendente ciclo sucedió en San Diego. El setup de los Rockies ingresó en el octavo inning y se enfrentó a cuatro bateadores. Ponchó a dos, mantuvo la pizarra en blanco y se marchó con un hold, el número 14 para él esta campaña, la cantidad más alta en ambas ligas y otro motivo de satisfacción personal.

“Mi hermano Francisco me estuvo hablando la semana pasada de cuántos holds tengo y las estadísticas que he conseguido”, agregó Betancourt. “Para mí, es un orgullo. Y no lo digo sólo por mí, sino por lo que significa para quienes me conocen y me quieren”.

Sólo 13 monticulistas han acumulado 500 juegos en las grandes ligas a partir de 2003, el año en que el nativo de Cumaná recibió el llamado por primera vez. Francisco Cordero, con 594, encabeza el lote, que incluye también a Rivera y al “Kid” Rodríguez.

El mayor mérito de Betancourt, además de la longevidad, es mostrar capacidad ponchadora con un superlativo control. Es el único tirador en la historia que ha participado en medio millar de choques, con nueve o más ponches y 2,5 o menos boletos por cada nueve innings lanzados.

Curt Schilling es quien más se le acerca. Lanzó en 569 cotejos, con 1,96 bases por bolas y 8,60 ponches por cada nueve entradas (el criollo tiene promedios de 9,49 y 2,18).

“Si me lo preguntan hace nueve años, hubiese dicho que 500 juegos son muchos”, confesó. “Pero me he esforzado tanto por llegar hasta aquí, que en parte no me sorprende. Esto es una inmensa satisfacción”.

El dato:

De los 78 pitchers criollos que han lanzado al menos 15 partidos arriba, sólo Edward Mujica (1,41) y Carlos Silva (1,73) superan su promedio de boletos por cada nueve innings de Rafael Betancourt (que tiene 2,18)

Bajito y en strike

Rafael Betancourt asistió a su primer entrenamiento primaveral como serpentinero en 1997, tras no poder batear el pitcheo en clase A.

“No fui lanzador ni siquiera en Criollitos, sólo en las partidas de pelota de trapo”, rió al recordar.

A pesar de ello, ha sido uno de los monticulistas criollos más controlados en la historia, con mejores promedios de boletos, incluso, que los de Johan Santana y Félix Hernández.

“Cuando llegué a aquel spring training recordé lo que le había oído a todos los coaches de pitcheo: hay que lanzar bajito y en strike. Y eso es lo que hice”.

Desde entonces, aplica la máxima a rajatabla.

“No me gusta dar boletos. Pueden darme cinco hits seguidos, pero si doy un boleto me molesto conmigo”.

Nada malo para un antiguo shortstop que, además, lanza con una placa de titanio y varios tornillos en el codo, debido a una lesión que casi le saca del beisbol.

Publicado en El Nacional, el miércoles 8 de junio de 2011.

Ignacio Serrano
Ignacio Serranohttps://elemergente.com/
Soy periodista y actor, y escribo sobre beisbol desde 1985. Durante 33 años fui pasante, reportero y columnista en El Nacional, ESPN y MLB.com, y ahora dirijo ElEmergente.com. También soy comentarista en el circuito radial de Cardenales de Lara y Televen. Premios Antonio Arráiz, Otero Vizcarrondo y Nacional de Periodismo.

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