El emergente

Salvador Pérez, los Eternos Rivales y el nombramiento de Luis Sojo para el Cásico Mundial

Salvador Pérez

Fue una semana movida. Usualmente, es fácil elegir el tema para la columna dominical. Pero, ¿cuál fue el asunto más noticioso esta vez?

Pensamos que lo teníamos con la firma de Salvador Pérez. Algunos lectores y uno que otro analista dudaron de que se tratara de un buen negocio para el receptor. Este era el tema, porque ¿cuántas veces ocurre que un pelotero con sólo una temporada en las grandes ligas firme un acuerdo multianual y multimillonario?

Que sea el quinto pacto más abultado para jugadores de esas características —y el mejor para un catcher, la posición más riesgosa, después del pitcher— habla de una ganancia para el carabobeño. Si no, más equipos ofrecerían contratos así a sus recién llegados.

Ese tipo de acuerdos no abundan porque los clubes ni siquiera los plantean. Es verdad, será una ganga para Kansas City si Pérez resulta una estrella (si resulta un buen receptor, pero únicamente un bateador promedio, el pacto será bueno para ambas partes).

Ante el riesgo de lesiones de un receptor y el hecho de ser la posición que menos dinero recibe en el arbitraje, se justifica la alegría del jugador, que aseguró siete millones de dólares en los próximos cinco años. Véanlo, sino, de este modo: Dioner Navarro, que fue el prospecto número uno de los Yanquis y jugó una Serie Mundial, terminó siendo un careta por debajo del promedio y ha recibido 6,3 millones de dólares en sus ocho campañas en las mayores.

No nos gustan las opciones por 2017, 2018 y 2019, pero la primera parte del contrato es una relación ganar-ganar.

Ese era el tema, hasta que los Leones firmaron a Jean Carlos Boscan y los Navegantes a Gustavo Chacín.

Nada tiene más lectoría que el beisbol venezolano, y nada atrae a más personas en la pelota criolla que los Eternos Rivales. ¿Qué impacto tendrían esos movimientos la temporada venidera?

Ese era el asunto principal de la semana. Boscan, porque era absurdo que no tuviera equipo, y Chacín, porque no pudo tenerlo, aún queriéndolo.

El receptor tiene el mejor aval posible: ha terminado los últimos dos campeonatos en las mayores. Regresa a Caracas, donde fue homeclub con los Tiburones, antes de pasar a los Cardenales y luego los Bravos. ¿Cuánto ayudará a los melenudos? Mucho, si recordamos la recién concluida campaña, en la que las lesiones de Jesús Sucre y José Lobatón hicieron que los felinos sufrieran antes de la llegada de Yorvit Torrealba.

¿Y Chacín? Quedó en libertad por sus números en las menores y la sospecha de que estaba lesionado (de hecho, al final no lanzó con nadie, lo que hizo aumentar la sospecha). Pero es alguien que puede marcar diferencia en este circuito, como lo hizo con Lara en sus inicios y con el Caracas el año de su último título. Si está sano, si le queda en el brazo, es el tipo de pitcher que en esta liga resulta imprescindible. ¿Lo estará?

Entonces apareció Luis Sojo. ¿Cuántos temas son más sensibles que el de la selección nacional y el Clásico Mundial?

Hace un año expusimos nuestra opinión sobre su continuidad. (Puedes leer esa columna haciendo click aquí.) Pero aún creyendo que Sojo necesitaba refrescarse haciendo una pausa, su ratificación como manager de Venezuela obliga a pensar.

Muchos fanáticos ven con molestia su nombramiento y no pocos periodistas consideramos que era necesario manejar alternativas, pero todo eso ahora sólo pudiera convertirse en plomo sobre las alas de la Vinotinto. Sólo cabe desearle suerte al legendario número 8 y esperar que recupere el éxito, el carisma y el toque personal que en un momento hicieron de él uno de los personajes favoritos de la afición beisbolera. Que gane, y que todos celebremos con él.

Publicado en El Nacional, el domingo 4 de marzo de 2012.