Los Leones despiertan en México con el aroma del «Cafecito»

Por Ronald Rojas

José «Cafecito» Martínez nació con un peso inmenso sobre sus hombros.

El papá del toletero de los Leones de Yucatán jugó en las Grandes Ligas con varios equipos durante la década de los 90. Era uno de esos peloteros que no se ven muy a menudo, ya que se consideraba que reunía las cinco herramientas. Incluso, su apodo es herencia de su progenitor: el gran Carlos «Café» Martínez.

Además de las condiciones del «Café», el papá de José era una persona con un carácter que no pasaba desapercibido. Tenía un gen dominante que se hacía sentir en el terreno de juego. Lamentablemente, los aficionados de las Fieras no pueden ser testigos de dónde vino el talento del jardinero izquierdo, ya que «Café» se adelantó de este mundo el 24 de enero de 2006.

No obstante, para los longevos aficionados de La Guaira, en Venezuela, ciudad y país natal de ambos, cuando ven al «Cafecito» es como si estuvieran recordando al «Café», ya que el parecido físico y sus movimientos en el terreno de juego son casi idénticos.

El papá del «Cafecito» se hizo popular en una generación de peloteros que defendieron la camiseta de los Tiburones de La Guaira en los 80 y a inicio de los 90. Ese equipo se hizo llamar «La Guerrilla» y le dio el último título a esta divisa en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, en un ya lejano 1986.

Esa «Guerrilla», aparte del «Café», estuvo integrada por peloteros que brillaron, como Alfredo Pedrique, Gustavo Polidor, Raúl Pérez Tovar, Luis Salazar y Oswaldo «Ozzie» Guillén, quién años después se convirtió en el primer manager latinoamericano en conseguir un título de Serie Mundial con los Medias Blancas de Chicago en el 2005.

EL «CAFECITO» QUE EMPEZABA A COLARSE

Luego del año 2005, un joven espigado empezó a frecuentar las sillas del lado derecho del estadio Universitario de Caracas, lugar donde se concentraban los fanáticos de los Tiburones de La Guaira. No era necesario preguntar quién era. Todos reconocían al hijo del «Café».

Ya para ese entonces, en los predios beisbolísticos que rodeaban a La Guaira y a Caracas, la capital venezolana, se comentaba un jonrón que había conectado en los Juegos Nacionales por el jardín derecho del estadio de beisbol de San Cristóbal, que había salido del bate de José, de «Cafecito».

Pero también, empezaba a surgir la pregunta si ese joven flaco era capaz de calzar los zapatos del gran «Café».

El hoy jugador de los Leones de Yucatán comenzó a dar sus primeros pasos en el profesional en su natal Venezuela, con el equipo que brilló su padre. Incluso, se le concedió el permiso de utilizar el número 40, el cual estaba retirado por la novena escuala, precisamente por ser el hijo de Carlos Martínez. Un número que lleva en la actualidad en la espalda, cada vez que sale al terreno de un estadio de la Liga Mexicana de Béisbol.

Pero ese equipo estaba plegado de estrellas: Gregor Blanco, Oscar Salazar, Miguel Rojas, Francisco «Kid» Rodríguez y su padrino Alex Cabrera, quién no es recordado de forma muy grata en tierras mexicanas.

En el 2012, La Guaira logro romper una sequía y consiguió su primer paso a una final en 26 años. Pero no pudo alzar el cetro al perder en seis juegos contra los Tigres de Aragua, una divisa por donde desfilaron David Concepción y Miguel Cabrera, obviamente en décadas diferentes. «Cafecito» entregó el último out con un roletazo por la tercera base.

José Martínez comenzó su carrera en las Ligas Menores con la organización de los Medias Blancas de Chicago, la misma con la que se estrenó como mayorista su papá y por dónde han brillado una serie de sus paisanos como el propio Guillén, Luis Aparicio, Wilson Álvarez, Freddy García, entre otros. Pero una lesión lo sacó de carrera.

Volvió a tener una segunda oportunidad con los Reales de Kansas City. En el 2015 fue campeón bate en Triple A con un robusto promedio de .356, en una temporada con más de 400 turnos. Pero para su mala fortuna, ese año Kansas City fue el campeón de las Grandes Ligas, venía de jugar la Serie Mundial en la campaña anterior y como se dice en el diamante, «line up ganador no se cambia» y el «Cafecito» nunca recibió ese llamado al equipo grande.

En el 2016, finalmente pudo tener su anhelado estreno como grandeliga. Lo hizo con el uniforme de los Cardenales de San Luis, una ciudad que siente y respira el beisbol, tal como ocurre en la ciudad mexicana de Mérida. Ahí, José jugó como si estuviera en su natal La Guaira. A punta de batazos se ganó un puesto en una alienación que tenía nombres como Yadier Molina, Dexter Fowler y Marcell Ozuna. El 2018 fue su mejor campaña, al terminar por encima del potro de los .300 con 17 cuadrangulares y 83 carreras empujadas.

CAMBIO DE EQUIPO E INICIO DEL DECLIVE

En el 2020 fue cambiado a las Rayas de Tampa Bay, una organización que busca peloteros baratos pero productivos. Pero en el Tropicana Field no fueron pacientes y terminó la campaña con los Cachorros de Chicago. Con el archirrival de San Luis, el venezolano no pudo conectar imparable alguno en veinte turnos y fue dejado libre.

En el 2021, inició el Spring Training con los Mets de Nueva York, pero una nueva lesión truncó su aspiración de continuar a la gran carpa, a dónde le costó tanto llegar.

FIN DE SUEÑO Y NUEVO COMIENZO

Uno de los objetivos de «Cafecito» era emular lo que hizo su papá y el equipo de la «Guerrilla», es decir, un título para los Tiburones de La Guaira, al cual estaba estrechamente ligado, incluso antes de su nacimiento. Pero a inicios de este 2022, «Cafecito» y su hermano Teodoro Martínez fueron cambiados a los Tigres de Aragua.

En este mismo año, antes de uniformarse con los Leones, comenzó la LMB con los Acareros de Monclova, equipo que también se cansó de esperar por su recuperación.

La oportunidad que le brindaron los Leones de Yucatán al oriundo de la Guaira era el último boleto para demostrar que aún puede rendir sobre un diamante.

Su comienzo fue frío pero el arte del bateo no obedece a un acto de magia. Luego de más de un año de inactividad, toma su tiempo agarrar el ritmo ofensivo.

Cuando llegó al Kukulcán el big leaguer Starlin Castro, muchos pensaron que los días del «Cafecito» en el sureste mexicano estaban contados. Ahí se generó el despetar de un bate comprobado que estaba en receso.

En las últimas dos victorias de los Leones sobre los Pericos de Puebla en la primera ronda de playoffs de la zona sur, José Martínez fue decisivo. En el quinto de la serie, rompió el empate a cero al conectar un sencillo por el medio del campo en el octavo inning, para empujar la única rayita del partido. Luego, en el Hermanos Serdán de Puebla, decidió un maratónico encuentro con jonrón de tres carreras en las postrimerías del mismo y sellar el pase de las Fieras a la siguiente ronda.

«Cafecito» está acostumbrado a ser sometido a pruebas y en la mayoría de las ocasiones, ha sido la ofensiva su carta de presentación.

En Mérida, no todos conocen la leyenda del «Café» Martínez. Es por ello, que en poco tiempo, el jardinero está escribiendo su propia historia, sin sombras y en una ciudad que respira el béisbol y por dónde han circulado figuras que son familiares para el propio «Cafecito», como Roberto «Musulungo» Herrera.

(Ronald Rojas)

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