Por Alexander Gómez
La voz editorial del matutino “Houston Chronicle” destacó en la edición de esta mañana que las estrellas de la Serie Mundial de los Astros encarnan el sueño de los inmigrantes de Houston.
Admítanlo, fanáticos de los Astros. Estaban preocupados insistió el Editorial del El Houston Chronicle que es el diario más importante de Houston, Texas, Estados Unidos.
A partir de abril de 2016, es el tercer periódico más grande por circulación dominical en los Estados Unidos, solo detrás de The New York Times y Los Ángeles Times.
“Para una ciudad con un estimado de 1.7 millones de residentes nacidos en el extranjero, jugadores como los dominicanos Cristian Javier y Framber Valdez, el venezolano Luis García y el mexicano José Urquidy personifican el Sueño Americano. Representan lo que queremos que sea Houston: una ciudad inclusiva, acogedora y mundana, donde los sueños no están limitados por el idioma, el lugar de nacimiento o el código postal.”
“Houston, lo hicimos de nuevo”, dijo el propietario Jim Crane desde el escenario de la ceremonia de campeonato. Oh, cómo lo hicimos, gracias a este admirable elenco de jóvenes estrellas y veteranos. No podemos esperar al desfile.
En una liga donde muchos firmantes internacionales firman bonos de seis y siete cifras tan pronto como cumplen 16 años, este cuarteto de lanzadores abridores firmó por centavos relativos.
Javier firmó por $10,000 una semana antes de cumplir 18 años, García firmó por $20,000 a los 20 años, Valdez firmó por $10,000 a los 21 y Urquidy ganó $100,000 después de que lo adquirieran de su equipo de la Liga Mexicana dos meses antes de cumplir los 20.
Esos cuatro lanzadores forman la columna vertebral de una rotación de lanzadores dominante para lo que podría ser una carrera dinástica para los Astros.
Junto con sus compañeros de equipo y otras jóvenes estrellas latinas como el cubano Yordan Alvarez y el dominicano-estadounidense Jeremy Peña, todos están en su mejor momento atlético: Valdez, de 28 años, es el mayor del grupo.
Ninguno de ellos lleva la mancha del equipo campeón de 2017 marcado por las trampas. Y cada uno aporta un poco de estilo y arrogancia muy necesarios a un deporte que durante mucho tiempo los fanáticos casuales consideraron serio y poco emocionante.
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Fue Álvarez quien lanzó el jonrón «moon-shot» decisivo de la Serie Mundial, de 450 pies, de tres carreras en la sexta entrada del Juego 6 del sábado por la noche, victoria por 4-1 que hizo vibrar al Minute Maid Park, ver fiestas gritando y fuegos artificiales de celebración en los vecindarios de Houston.
La sensación novata Peña ganó el MVP de la Serie Mundial gracias a una defensa acrobática y un bateo potente y oportuno.
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