EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

La apertura del estadio Monumental de Caracas y el reestreno del Fórum de La Guaira entregó dos joyas a la fanaticada venezolana y salda en parte una deuda de varias décadas con el pasatiempo nacional. Ahora le toca a las autoridades pagar otra de las deudas que permanecen abiertas. Esa que tenemos pendiente con las grandes figuras que han hecho posible el arraigo de la pelota en el sentir popular.

Toca renombrar ambos parques. Toca hacer lo que todos sabemos que se debe hacer: ponerles el nombre de alguna de las leyendas de nuestro beisbol.

Esto lo saben en las altas instancias donde pueden y deben tomar la decisión. Después de todo, entre los 6 nombres oficiales que han tenido ambos escenarios durante su cortísima existencia, aparecen los de viejas glorias de este deporte.

Prácticamente no hay aficionado en Venezuela que no haya soñado con estos escenarios. Y en todas las conversaciones de pelota y café surgía, desde siempre, el debate sobre quién debería ser homenajeado con la apertura de estos sitios.

Ya Alfonso Saer fue al grano en su columna de este viernes: cada nuevo estadio en América Latina ha permitido rendir tributo a una gloria de este deporte en cada uno de esos países. Y así es como debe ser.

El de Panamá se llama Rod Carew, por supuesto. Edgar Rentería el de Barranquilla. Dennis Martínez el de Managua. Roberto Clemente el de Carolina, en las afueras de San Juan…

Hasta en Santo Domingo tuvieron el tino de rebautizar el vetusto Quisqueya como Juan Marichal.

No hay fanático beisbolero ajeno a esta discusión. Porque en Venezuela ni siquiera el mítico Luis Aparicio, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, tiene un parque en su honor.

Luis Aparicio El Grande, recordemos, es el padre del campocorto inmortal. Y fue él quien recibió este tributo al abrir las puertas el estadio de Maracaibo. Su hijo todavía era un grandeliga activo cuando ese escenario fue inaugurado. Habría sido un despropósito adelantarse con un gesto así, cuando todavía le quedaban años de carrera. Por eso, aunque no lo parezca, todavía hay una deuda pendiente con él.

En Caracas han nacido figuras principalísimas de nuestro beisbol. Hay candidatos de sobra.

El Monumental, por ejemplo, podría llevar por mote Patón Carrasquel. Fue nuestro primer grandeliga y un pelotero excepcional. Su sobrino, el Chico, tiene su estadio en Puerto La Cruz. Pero se mantiene una deuda impagada durante décadas con su tío, El Patón.

El Monumental, mejor todavía, debería llamarse Andrés Galarraga y Omar Vizquel. Así, en llave. Porque son los caraqueños que más han brillado en el Big Show y son dos íconos de la venezolanidad.

Incluso podría llamarse Antonio Armas y Baudilio Diaz, también en llave. Después de todo, ellos lo fueron con los Leones, aunque nacieron lejos de Caracas, y con la camiseta de los melenudos se ganaron el afecto de la gente en la capital y en todo el país.

Lo mismo pasa con el Fórum. Hay nombres de sobra en el beisbol de La Guaira para poder homenajear.

Guaireño fue el Café Martínez. Y su nombre fue el primero que le dieron a ese lugar. Guaireño fue Pedro Padrón Panza, esforzado empresario y ciudadano, que se empeñó en que la franquicia adquirida al Pampero pasara a llamarse Tiburones y llevara por apellido la ciudad del litoral.

Cualquiera de los dos es merecedor de ese gesto. Pero hay otros. Y es que sobran las posibilidades. El cubano Cocaína García fue la principal estrella de nuestra pelota en los tiempos anteriores al nacimiento de la LVBP, en las primeras cuatro décadas del siglo pasado. Se hizo venezolano y guaireño por decisión propia, y en su amada tierra de adopción murió. Y el propio Aparicio fue la gran figura de los escualos en su primera década de existencia, un bigleaguer estelar que se bajaba de avión para jugar en nuestro circuito y que fue responsable principalísimo de las primeras coronas de esa institución.

¿Te imaginas que el Fórum llevara su nombre, y que afuera nos recibiera una estatua de bronce del marabino luciendo para siempre la camiseta de los salados?

La mención de Aparicio me permite otras propuestas. El Fórum merece su nombre, por ser leyenda de Venezuela y haber sido leyenda tiburonera. Pero en ese camino, las autoridades también podrían elegir ponerle La Guerrilla. Y así, de golpe, rendirían tributo a toda una generación de peloteros que convirtieron a los litoralenses en potencia deportiva y referencia nacional.

El último comandante de aquella Guerrilla fue el Café Martínez. Y antes de cerrar esta columna tengo que decir algo de él. Su nombre fue descartado cuando alguien insistó ante el entonces gobernador Jorge García Carneiro que se trató de un pelotero «mala conducta». Y es verdad que fue díscolo, rebelde y peleón.

Pero el mayor legado de Carlos Martínez no fue ese, sino haber reconocido su error, en los últimos años de su vida. Y haber ido de dugout en dugout sentándose con los mejores prospectos de nuestro beisbol, para ponerse como ejemplo de cómo el talento puede desperdiciarse si no está acompañado de disciplina y buena actitud. Pesaba unos 60 kilos y estaba en los huesos. Se estaba muriendo, el Café. Y no quiso morirse sin antes decirle a las nuevas generaciones: aprovecha bien tus dones, no hagas como hice yo.

Esa anécdota no me la contaron. Eso lo vi con mis propios ojos. Y fue por eso que lloré la temprana muerte de un peloterazo que deberíamos recordar por su deseo y empeño de redención. Ese es el mensaje y el ejemplo que podemos y debemos resaltar si le devuelven al Fórum su nombre original.

Ni el Libertador Simon Bolívar ni el gobernador García Carneiro fueron estrellas de nuestro beisbol. Pero tampoco es necesario hacerles un desaire. Que ambos parques lleven el nombre de quienes nos hicieron amar este deporte sin que el nuevo cambio de mote represente un irrespeto para ellos.

Y aquí explico una idea que completa la cuadratura de este círculo. El Monumental ya es parte de un fabuloso sitio donde confluyen varios escenarios emblemáticos: el Poliedro, el Hipódromo La Rinconada, el estadio Independencia de softbol, el Poliedrito, el tren de los Valles del Tuy y ahora este parque de Grandes Ligas. Todo eso puede llamarse Complejo Cultural y Deportivo Simón Bolívar. Y lo mismo para ese hermoso paseo que incluye el Fórum, el Ojo de La Guaira y el bello bulevar que apunta desde allí hacia el nuevo terminal. Pónganle a todo ello el nombre del ex gobernador García Carneiro, que después de todo fue el principal responsable de su construcción.

Así nadie quedaría desairado. Al contrario, estaríamos llamando pan al pan y vino al vino, manteniendo los nombres del Libertador y del ex mandatario. Y entonces el Fórum podría llamarse Café Martínez, por ejemplo. Y el nuevo estadio de Caracas podría ser, con toda justicia, el Monumental Andrés Galarraga y Omar Vizquel.

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(Ignacio Serrano)

Foto: Andriw Sánchez

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