Del Juego de Estrellas y la Asociación de Peloteros
Hace tiempo que nos preguntamos cuál es la ganancia de la Asociación de Peloteros al dejar morir de mengua el Juego de Estrellas y desatender las exigencias de un grupo importante de sus agremiados. Aún buscamos la respuesta
¿Qué gana la Asociación de Peloteros con el actual estado de cosas?
Lo hemos preguntado desde hace mucho tiempo. ¿Cuál es el beneficio de la unión de jugadores, al permitir que se deteriore más y más el Juego de Estrellas, sin tender puentes hacia sus afiliados?
Es cada vez mayor la cantidad de jugadores que no pertenecen al sindicato. Varias veces hemos planteado la necesidad de que los directivos de AsoPeloteros reparen los lazos rotos con aquellos desencantados. En vez de eso, la ruptura se ahonda cada temporada.
El ente que preside Edgar Naveda pareciera un cascarón semi vacío, una entelequia. La denuncia de los miembros del Caracas es elocuente: el domingo 28, apenas 48 horas antes de la fecha del Juego de Estrellas, los enviados de la asociación se presentaron en la cueva de la izquierda, convocando al “clásico” de mitad de campaña.
Es evidente la ruptura: los propios jugadores no apoyan el proyecto y el público hace mucho que constató lo que había detrás de esa puesta en escena sin oropel ni atractivo; las tribunas vacías en prácticamente cada edición del Juego de Estrellas en más de un lustro, incluyendo el tope contra las figuras dominicanas en 2008, son la mejor prueba de que la fanaticada ya sabe que el tope anual no es un espectáculo y no vale la pena comprar una entrada.
Así pues, sin jugadores ni aficionados, sin despliegue en los medios de comunicación ni otra cosa que el apoyo eventual de alguna gobernación o alcaldía, como ocurrió esta vez con el estado Bolívar y el municipio Caroní, es cada vez más acuciante la pregunta del comienzo: ¿Qué gana AsoPeloteros? ¿En qué se beneficia, al no reunir a la disidencia, al no escuchar las críticas y al insistir en montar cada año un evento cuya imagen precaria terminará espantando hasta a los inversionistas más desavisados?
A menudo nos hacemos otras preguntas respecto a este tema.
Los peloteros que están en desacuerdo con los manejos de quienes deberían ser sus representantes son cada vez más. Entendemos que no es fácil sustituir a la actual directiva; ha quedado comprobado en el deporte nacional que los titulares de asociaciones y federaciones deportivas son prácticamente inamovibles, como puede constatarse al repasar los casos del beisbol, el fútbol, el baloncesto y tantas otras disciplinas. Pero ¿qué les impide hacer tienda aparte y formar un nuevo sindicato?
La Constitución Nacional y la Ley del Trabajo no impedirían una iniciativa como esa, en muchas áreas coexisten dos o más sindicatos y los trabajadores se afilian a uno o a otro según su mejor conveniencia y su real entender. ¿Por qué, entonces, los descontentos que periódicamente vierten su molestia a los medios de comunicación simplemente no se olvidan de pelear con la actual AsoPeloteros y crean una organización nueva, que compita con aquella?
Seguro que habría beneficios. Seguro que aquella trataría de recuperar terreno, cumpliendo mejor con sus labores de representación.
La principal causa del declive del Juego de Estrellas es la apatía de los propios jugadores, que se han abstraído del problema, en lugar de enfrentarlo. Pero es urgente que ocurra algo, y que ocurra pronto.
No hay derecho de que las grandes figuras de nuestro beisbol estén cobrando una pensión de 60 bolívares mensuales, mientras la asociación deja morir de mengua el principal medio para recabar fondos para esas pensiones, ese Juego de Estrellas que este año era imposible realizar, pues la lluvia impidió constatar de inmediato que en Guayana no se reunieron suficientes peloteros como para armar una partida, mucho menos un clásico estelar.
Publicado en El Nacional, el domingo 5 de diciembre de 2010.
