El Patón Carrasquel, primer venezolano en las grandes ligas
El libro de Carlos Figueroa Ruiz, Carlos Alarico Gómez y Javier González sobre el precursor de nuestra pelota en las mayores es una joya que todo aficionado debe disfrutar
La simple ojeada al libro “El Patón Carrasquel, primer venezolano en las grandes ligas” es ya una promesa y una tentación.
Su sobria tapa dura nos muestra al pitcher de los Senadores de Washington de perfil, en una pose característica, simulando un envío al home; pero la contratapa sugiere más: allí está el “Patón”, elegante, con sobretodo claro y sombrero de época, junto a la reproducción de su primera barajita y un anuncio publicitario del duelo entre él y el gran Vidal López, a disputarse en el estadio San Agustín.
Dentro hay 389 páginas que entretienen, conmueven y maravillan.
La tarea pendiente de biografiar al inolvidable caraqueño se convirtió en una excusa para poner —en papel de la mejor calidad y con una maravillosa profusión fotográfica— no sólo la vida y la carrera del lanzador, sino mucho más que eso: es un retrato hablado de la Venezuela de comienzos del siglo XX, que cuenta el nacimiento e historia de nuestra pelota, recreando la pasión de los padres fundadores, contando cómo fueron las primeras rivalidades y cuáles gestas convirtieron esta disciplina en parte del ADN nacional.
No sólo abundan las fotografías del “Patón” y sus contemporáneos; también aparecen, como una fiesta inesperada, sorprendentes caricaturas de aquellos tiempos, con Carrasquel como protagonista; están los boxscores de sus principales encuentros; todas las estadísticas que dejó a su paso por las menores, la Serie del Caribe, las grandes ligas, Cuba, México y Venezuela; y sobre todo hay frases, palabras, parrafadas enteras de quienes vivieron entonces y, especialmente, del propio Carrasquel, el fundador de una dinastía familiar a la que tantas alegrías debemos y uno de los principales responsables de la pasión que hoy disfrutamos y que muchos, paradójicamente, hoy gozan sin tener idea clara de a quiénes deben esta alegría de ser parte de la celebración.
Lo más valioso es el anecdotario que revelan los autores. Desde las aventuras más conocidas del monticulista hasta relatos y detalles que los especialistas desconocíamos y que festejamos encontrar.
Aquella tarde del 4 de julio de 1939, en que un grupo de venezolanos entregó al “Patón” un diploma caligrafiado, “un fino reloj de pulsera y una cigarrera de oro”, comenzó también a escribirse esta obra imprescindible para quienes amamos el beisbol.
Es un libro costoso, sí, y no podía ser de otro modo, por su tamaño, calidad y despliegue; pero también es una fuente cantarina y fresca que alegrará nuestras tardes cada vez que le tengamos en las manos.
Publicado en El Nacional, el domingo 16 de enero de 2010.
Donde se podría conseguir?
Lo he visto en Tecniciencia y supongo que en otras cadenas, como Nacho y Las Novedades, debería estar. También en librerías "bien dotadas", como Alejandría en Las Mercedes y otras por el estilo. Pero en realidad no manejo la información de distribución, en este caso fui un lector más.
Saludos
Nacho!!! regálamelo!! saludos!
Hola Ignacio: Ese libro me lo regalaron el año pasado (exactamente hace un año). Es que salió otra edición o es que estás rememorando la excelencia del libro?
Saludos.