Alex Núñez aprendió a jugar con Teolindo Acosta. No debe sorprender, entonces, su éxito en el plato. Guarda apuntes con los secretos del bateo y los pitchers del circuito, lo que explica su sempiterno average de .300
Alex Núñez se define como un estudioso del beisbol. Dice que lleva apuntes de la liga, los pitchers con quienes se enfrenta y qué envíos le hacen en cada situación. No es de extrañar que su manager Buddy Bailey proclame a voz en cuello que el carabobeño “es, desde hace varios años, el mejor bateador emergente de la liga”. Y los números respaldan la afirmación.
El utility de los Tigres llegó a esta temporada con ocho años de servicio en la liga y un sólido average de .311 en su carrera. Pero lo que ha hecho en la 2010-2011 opaca aquello. Viniendo de la banca o sirviendo como inicialista eventual, designado o camarero, el nativo de Valencia bateó para .340, con un promedio de embasado de .398 y un respetable .818 de OPS.
“Hablo mucho con los coaches, y ‘Tucupita’ Marcano y Asdrúbal Cabrera me enseñaron mucho”, aseguró.
Y sin embargo, Núñez tiene una respuesta sorprendente cuando aborda su papel en el equipo: “Esto no se lo deseo a nadie”.
El veloz toletero zurdo, a quien Bailey llama a batear con notable frecuencia —disputó 36 de los 63 juegos de la eliminatoria, a pesar de no tener posición en un equipo lleno de figuras— vive una relación de amor y desafecto con la tarea asignada.
“Es que esto es muy comprometedor en el aspecto físico y en el mental”, argumentó. “El que está jugando tiene cuatro o cinco turnos para hacer el ajuste y por fin dar el batazo. Yo sólo tendré esa única oportunidad en el noveno inning. Sicológicamente, es muy duro”.
Núñez y Ramón Castro han sido rostros habituales en la cueva de los Tigres a todo lo largo de la dinastía de coronas con que han jalonado nuestro beisbol, a partir de la temporada 2003-2004. En la 2010-2011 volvieron a cumplir. Aunque una lesión sacó a Castro de competencia, ambos batearon largamente sobre .300 puntos.
“Imagínense lo que haríamos si nos dieran rienda suelta, si tuviésemos la dicha de estar siempre en el lineup”, soltó el pequeño infielder.
Con Castro cazó desde hace años una apuesta: “Vemos quién llega primero al estadio, todos los días. La clave de esto es trabajar. Si la práctica en Maracay es a las 4 de la tarde, yo llego a las 12. Los coaches pueden verificar lo que digo”.
Núñez tiene cuatro guantes, incluyendo uno grande de jardinero, porque no descarta aún día actuar en el outfield. A menudo habla del reinado aragüeño, advirtiendo que “la nota no es individual, sino ganar” y que los bengalíes van a arrasar este año (“Aprendimos de la temporada pasada, cuando perdimos la oportunidad del tetracampeonato”). Pero sobre todo, habla de bateo.
“Tuve la fortuna de que Teolindo Acosta fue mi instructor, desde los 5 hasta los 17 años de edad”, recordó, citando a “El inventor del hit”.
Las enseñanzas de Teolindo deben ocupar varias páginas en su cuaderno secreto de apuntes. Después de todo, únicamente Vitico Davalillo tiene más incogibles que él en la historia de nuestro beisbol profesional.
“Ese libro existe”, advirtió Núñez, con ese rostro adusto que usa para subrayar cada análisis. “Lo tengo aquí en la cabeza. Pero también lo tengo escrito. Hay que estar al tanto de muchas cosas. Así soy yo”.
Alex Núñez tiene 29 años de edad y fue uno de los mejores bateadores en la Liga Canadiense-Americana en los pasados tres años, actuando como camarero, inicialista y leftfielder. Acaba de ser contratado por Detroit y en 2011 volverá a las menores
Publicado en El Nacional, el martes 18 de enero de 2011.
