Buddy Bailey, y la sangre fría de los Tigres
Un periodista comenzó hace días una pregunta para Buddy Bailey con estas palabras: “Ustedes son el mejor equipo del campeonato…”. Y el resabiado manager de los Tigres interrumpió: “Tenemos el mejor récord, no sé si seremos el mejor equipo del campeonato”.
A Bailey siempre le ha gustado llamar las cosas por su nombre. Por eso hay quien no simpatiza con él y por eso, también, es uno de los tres pilotos más exitosos en la historia de la liga, con cinco coronas y siete finales en las últimas ocho temporadas.
“Hace unas semanas, cuando fuimos a Margarita, miré la tabla y me di cuenta de que si perdíamos esa noche, caeríamos al último lugar”, apuntó el estadounidense. “Dos semanas después, llegamos al primer puesto. Así de cerrada es esta pelea. Así de complicada”.
Aragua dio un salto desde la parte de abajo, gracias a nueve victorias al hilo, con un equipo que ha ido ensamblándose de forma tan natural como implacable.
La llegada de Ronny Cedeño le dio a los felinos una de las mejores combinaciones de dobleplays en el circuito, con Luis Hernández en la intermedia y el aporte que ambos hacen a la ofensiva.
El grueso de los titulares ha jugado desde temprano —Alex Romero, Héctor Giménez, Luis Maza, Raúl Chávez— y la importación, salvo Joe Benson, que ya se marchó, ha sido buen complemento, desde el ya conocido Lastings Milledge hasta el último en sumarse, el pitcher Zach Segovia.
Bailey insiste en que la ofensiva ha sido la clave en la 2011-2012.
“Después de comenzar lento en las primeras dos o tres semanas, ha empezado a producir lo suficiente como para dar tranquilidad al cuerpo de lanzadores”, razonó el técnico.
Los números le dan la razón: los bengalíes son terceros en promedio de embasado (.350), en average colectivo (.267), en slugging colectivo (.368) y anotadas (199).
La buena ubicación de los centrales en la clasificación se justifica al contrastar esas estadísticas con su efectividad colectiva (3.38), la mejor del torneo.
Sólo las Águilas y los Caribes han dado menos bases por bolas; únicamente los rapaces y los Leones han recibido menos cuadrangulares; sólo Caracas y La Guaira acumulan más ponches propinados y Anzoátegui es el único que ha encajado menos carreras limpias que la tropa de Bailey, a pesar de que los grandeligas Wilfredo Ledezma y José Mijares debutaron hace relativamente poco y que Eduardo Sánchez aún no lo ha hecho.
Bailey coincide en que la eliminatoria, en apariencia corta, no debe ser vista con urgencias, porque a fin de cuentas son cinco los que clasifican y a los playoffs siempre entra alguien con récord negativo.
“No puedes entrar en pánico”, apuntó el dirigente, que ya en el pasado estuvo varias veces muy cerca del sótano e igual clasificó. “Es posible que yo tenga una ventaja sobre otros managers importados: conozco la liga, a los rivales, a mis jugadores y cómo son las cosas. Por eso es que me sorprende que nunca den contratos multianuales a los managers importados”.
Ese conocimiento otorga una sangre fría difícil de hallar en otras escuadras. Una sangre fría que se extiende a todos en la cueva.
“Aquí todos saben qué hacer”, rió el veterano infielder Ramón Castro, al preguntársele por el estado del equipo.
Pocos saben, además, que los Tigres tienen una de las más ricas granjas en la paralela.
“No podemos subirlos porque necesitamos a quienes tenemos en la banca”, razonó Bailey.
El futuro no está en riesgo mientras Aragua batalla en el presente. Y todo ayuda a jugar con la misma actitud; estén a un juego del último o sean los dueños del primer lugar.
Publicado en El Nacional y actualizado para el blog.
