El tiempo apremiaba para los Medias Rojas de Boston y para el as venezolano Eduardo Rodríguez, que hizo todo para contener a la ofensiva de los Indios de Cleveland, quienes estaban arriba en la pizarra cuando el zurdo se fue para las duchas.
El mánager Alex Cora mandó a tocar la pelota al panameño Jonathan Araúz, pero este falló dos veces en su intento por avanzar a los dos corredores que tenía en circulación en la parte alta del octavo inning, sin outs.
Le cambiaron la seña cuando estaba montado en dos strikes, la desapareció del parque y con ello le dio el triunfo a su club y al escopetero criollo.
«Ahora todo se trata de ganar», celebró el valenciano al término del compromiso. «La mejor parte del partido fue mantenerlos a ellos con tres rayitas».
El carabobeño lanzó de manera magistral salvo un par de veces que trastabilló en las siete entradas que tiró. Después de retirar a nueve de sus primeros diez contrincantes, José Ramírez le despachó un cuadrangular de dos carreras cerrando el cuarto episodio.
«Le dejé una recta cortada en el medio y él es un gran bateador», analizó Eduardo Rodríguez sobre el antesalista dominicano, que llegó a 30 bambinazos en 2021. «Ese es un error que no puedes cometer contra él».
Después de eso al escopetero de los patirojos se le embasaron solo tres de sus próximos doce rivales hasta que Yu Chang también la botó del parque para anotar la última carrera del elenco indígena.
UNA EQUIVOCACIÓN
«Me equivoqué con el cambio», explicó el monticulista que permitió tres carreras, ocho hits, entregó un boleto y ponchó a dos en la jornada del viernes. «Pero en mi defensa, lancé muchas veces ese envío y el cutter y saqué muchos outs con ellos. Los pude ubicar bien y solo cometí un par de errores».
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Para su fortuna, justo antes que se hiciera oficial su salida del encuentro, llegó el vuelacercas de Araúz que volteó el resultado y eso bastó para darle el lauro a la novena de Cora, quienes se impusieron 4 por 3.
«Fue muy divertido dirigir este juego», sonrió el timonel puertorriqueño. «Eduardo estuvo brillante».
Por Marcos Grunfeld
