Por Marcos Grunfeld
¿Cuál versión de los Yanquis de Nueva York veremos en la postemporada?, es quizás la duda más importante que tenemos en mente la mayoría de los seguidores de esta temporada de las Grandes Ligas. La tropa de Aaron Boone mostró dos caras muy distintas en las dos mitades de la justa.
El primer rostro fue arrollador, fue el mejor equipo de la primera parte de la contienda y llegaron a ganar 65 encuentros antes del Juego de Estrellas.
En la segunda mitad la situación fue muy distinta, a tal punto que los Rays de Tampa Bay llegaron a acercarse tres juegos de la cima de la División Este de la Liga Americana. Cabe destacar que los Mulos del Bronx llegaron a alejarse a 12 encuentros, para el 1º de agosto.
La situación después del clásico de mitad de campaña fue tal que el récord de los neoyorquinos fue de 35 victorias y 35 derrotas en la segunda parte de la zafra, a duras penas con récord positivo.
Los Bombarderos del Bronx ahora se medirán a los Guardianes de Cleveland en la Serie Divisional, con un gran reto por delante. No hay otra meta sino regresar y ganar la Serie Mundial, después de 13 años de ausencia de esa instancia.
Los dos rivales se vieron solo seis veces en la eliminatoria, con saldo a favor de la novena de la Gran Manzana. El elenco rayado se impuso en 5 ocasiones. En teoría debe ser la misma realidad de este duelo, salvo que la ofensiva de los Yanquis de Nueva York se parezca más a la de la segunda mitad.
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UN ANÁLISIS. Los Yanquis de Nueva York no pueden depender solo de Aaron Judge en la ofensiva. La tropa de Aaron Boone necesita contar con la versión más reciente de Gleyber Torres y que los bates de Giancarlo Stanton y D.J LeMaheiu estén en su máximo esplendor.
(Marcos Grunfeld)
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