HIT & RUN
Por Toño Soler
Como todos los años, al finalizar la temporada de Grandes Ligas, el comité de reglas de la MLB, después de analizar las diferentes jugadas que se presentan, además de las sugerencias y recomendaciones de árbitros, managers y jugadores, hace sus evaluaciones y determina si es necesario un cambio o no.
En 2024 se aplicarán cuatro modificaciones con respecto a 2023. Las tres primeras han sido muy comentadas y todas tienen que ver con la meta de reducir el tiempo de juego.
A pesar de comentarios sobre la molestia de la Asociación de Peloteros por el incremento de lesiones de los lanzadores por el uso del reloj entre pitcheos, esta modalidad seguirá implementándose y para 2024, se redujo de 20 segundos a 18 el tiempo cuando haya corredores en base, manteniendo en 15 segundos el plazo sin gente en circulación.
La cuenta de visitas al montículo por manager y coach se reduce de cinco a cuatro, lo cual incrementará el uso de tecnología para mejorar la comunicación entre pitcher, catcher y su cuerpo técnico.
Sin duda, es muy normal ver a los outfielders sacar su ficha para ver dónde colocarse. Pronto podría verse también con otras posiciones. Aunque en el caso de lanzadores está prohibido portar ciertos utensilios, ya se las ingeniarán en la MLB.
En estos días de inicio del beisbol universitario es normal ver a los jugadores con una especia de koala para tener allí sus instrucciones. Se usará esto algún día en las Mayores, es lo más probable.
El tercer cambio es que si un lanzador calienta antes de un inning, debe enfrentar por lo menos a un bateador, así ya hubiese cumplido con el mínimo de haber enfrentado a tres hombres previamente. En la temporada de 2023 hubo 24 casos en los cuales se sustituyó al lanzador que había salido a calentar, originando un retraso de más de tres minutos, por encuentro aproximadamente.
La pausa entre innings será de 2:00 minutos. Si un lanzador sale desde el bullpen, se sumarán 15 segundos más para que llegue al montículo. Esta pausa de 2:00 minutos es el tiempo acordado para que los medios de transmisión puedan poner al aire su publicidad.
Pero el cambio más importante en la MLB, desde nuestro punto de vista, es la ampliación del carril del corredor que va de home a primera base.
Este cambio provocó la modificación de las reglas 2.01 en su aparte b, y la 5.09 en su aparte 11, de la siguiente manera:
- 2.01 (b)
- “La línea de césped del campo de tierra en territorio fair a lo largo de la línea de primera base entre el home y la primera base no deberá estar a menos de 18” ni a más de 24” de la línea de primera base. “
- 5.09 (11) si el bateador-corredor, corriendo la última mitad de la distancia desde el home hasta la primera base, mientras la pelota es fildeada hacia la primera base, corre afuera (a la derecha de) la línea de tres pies, o dentro (a la izquierda de) la línea de foul, y en el campo o el césped, y a juicio del árbitro, al hacerlo interfiere con el defensor en el tiro a primera base, en cuyo caso la bola está muerta; excepto que puede correr fuera (a la derecha de) la línea de tres pies o dentro (a la izquierda de) la línea de falta y sobre el césped del cuadro para evitar que un fildeador intente fildear un tiro.
- Comentario de la Regla 5.09 (a) (11): Las líneas de cal que marcan el carril de tres pies son parte de ese carril y se requiere que un bateador-corredor tenga ambos pies dentro del carril de tres pies o en las líneas que marcan el carril. Al bateador-corredor se le permite salir del carril de tres pies mediante un paso, zancada, alcance o deslizamiento en las inmediaciones de la primera base con el único propósito de tocar la primera base, en las líneas que marcan el carril, o en la tierra dentro (a la izquierda de) la línea de foul al correr la última mitad de la distancia desde la base de home hasta la primera base. El árbitro determinará que el bateador-corredor cumplió con la Regla 5.09 (a) (11) si el bateador tenía ambos pies dentro de la línea de tres pies, o en las líneas que marcan la línea, o en la tierra dentro de la línea de foul (A) después de alcanzar la última mitad de la distancia desde la base de home a la primera base, o (B) después de que un defensor suelta la pelota en un tiro a la primera base, lo que ocurra más tarde.
Este cambio surge producto de la observación de la constante violacion por parte de los bateadores corredores de la obligación de correr por el carril de los tres pies, para provocar un mal disparo del fildeador en especial cuando este es el receptor o el lanzador y el tiro tiene que ser paralelo a la línea del corredor, ya que incomodan el lanzamiento o la visibilidad de parte del primera base.
Para tal fin, los árbitros de todos los niveles ya han recibido la instrucción respectiva, a objeto de ser más celosos en el cumplimiento de la norma en 2024.
ZONA DE STRIKE AUTOMÁTICA
Este experimento seguirá llevándose a cabo, a pesar de que en algunos casos no ha dado resultado y no es del agrado de la mayoría de los lanzadores veteranos. Aparte de que podría afectar en el futuro la determinación de la zona de los árbitros en su ascenso de categoría, porque ellos, al igual que los peloteros, quieren terminar algún día oficiando en la MLB.
En 2019 la primera liga en implementar la zona de strike automática fue la liga independiente del Atlántico, regresando al arbitraje humano en 2022. La Clase A débil de Sureste lo usó en 2021 y 2022.
El año pasado se empleó la zona electrónica en la mitad de encuentros en Triple A, mientras que en la otra mitad se usó el sistema automático de bolas y strike, ABS por sus siglas en inglés.
Silvino Bracho, quien lanzó en esa categoría con la filial de los Rojos de Cincinnati, nos comentó que fue una locura, que perjudicaba sobremanera a los pitchers y receptores que quieren ampliar la zona, engañando o mascoteando los pitcheos cercanos a la zona.
Todo parece indicar que una vez el sistema sea perfeccionado se implementará en las Mayores, a pesar de no ser del agrado de muchos. Pero sencillamente la tecnología se impone en todos los ámbitos de la vida diaria y el deporte no puede escapar.
MAL NEGOCIO
Cerramos esta entrega tardía con las cifras que reflejan los malos negocios hechos por los agente libres recién firmados.
Cody Bellinger estaba pidiendo 200 millones y firmó por 80. Matt Chapman buscaba 150 millones, rechazó 100 y terminó firmando por 54.
Blake Snell pide 300 millones, rechazó 168 y sigue sin firmar. Se espera lo haga antes del 28 de este mes, pero todo parece indicar, que también terminará muy por debajo de sus aspiraciones o de los ofrecimientos iniciales, así sea por menor tiempo.
Será hasta la próxima, Dios mediante.
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(Toño Soler)
Foto: captura de MLB Network
Antonio Soler es periodista y analista de beisbol. Fue comentarista del circuito radial de las Águilas de Zulia durante casi tres décadas y ha conducido programas de radio y otros proyectos periodísticos en Venezuela y Estados Unidos.
Síguelo en Twitter e Instagram: @tonosolerp.
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