Magallanes saldrá hoy a poner la final a punto de mate; Caracas buscará recobrar la vida. ¿Qué puede suceder en lo que queda de la serie?
Magallanes ha jugado una serie casi perfecta. La defensa ha hecho las jugadas, la ofensiva ha brillado y por ello la final favorece a la nave dos juegos por cero sobre el Caracas.
¿Es plausible tanto dominio?
El choque decisivo entre los dos grandes de la 2009-2010 retoma este domingo la acción, después de un día de descanso y con un reto para los Leones: es la hora de recortar distancias o empezar a despedirse del 17° campeonato.
Hay una esperanza para los melenudos: es casi imposible que el pitcheo siga así. Luego de compartir con los Navegantes los sitiales de honor en la eliminatoria, y de conseguir la mejor efectividad colectiva en la semifinal, es de esperar que los lanzadores capitalinos pongan fin a la sangría y devuelvan a su equipo la posibilidad de ganar.
La historia lejana y reciente dice que el reto es muy difícil. Son 16 de 21 equipos los que han ganado una final después de barrer con los dos primeros encuentros. Para colmo, el duelo se reanudará esta noche en el estadio Universitario, un lugar donde los turcos han alzado los brazos casi por costumbre, en 6 de las 7 ocasiones en que ambos clubes se han enfrentado.
Pero hay razones para creer que la nave ha contado con un toque de suerte, más allá de haber jugado un estupendo beisbol. Que lo ha jugado.
La tropa de Carlos García ha exhibido una gran defensa, con siete dobleplays y sólo un error hasta ahora; ha contado con mejor pitcheo y el lineup ha sido implacable contra los serpentineros capitalinos, que muestran un horrendo 9.00 como efectividad colectiva.
Tan favorable panorama oculta, muy atrás, la posibilidad de que la serie evolucione hacia nuevas instancias. El average del Magallanes cuando pone la bola en juego (el BABIP, que excluye los ponches recibidos y los jonrones) es de .453 puntos, un promedio demasiado elevado para ser real en el largo plazo.
Lo normal, según lo que ha sido la 2009-2010, ha sido tener un BABIP que ronde un poco menos de .310 puntos.
El altísimo éxito de los eléctricos al conseguir casi un hit por cada dos veces que dan un roletazo o un elevado dentro del diamante nos sugiere que algunos tablazos han caído en tierra de nadie por azar, como a veces pasa en el beisbol, y que tiene que llegar el momento en que los promedios se compensen.
El punto está en saber si habrá suficiente tiempo para que esa bendita ley de los promedios entre en acción.
Magallanes ha jugado, hasta ahora, un beisbol casi perfecto. La velocidad que pueden imprimir Emilio Bonifacio, los hermanos Andrus, Reegie Corona y Ezequiel Carrera se ha convertido en un arma capaz de forzar varios de los cinco errores cometidos hasta ahora por el Caracas.
El poder, sin embargo, no ha abandonado a la nave. Cuatro jonrones y seis dobles en dos días explican porqué esta divisa ha sido capaz de anotar 128 veces en sólo 18 encuentros durante la postemporada, a una media de 7,1 carreras por partido.
Todo lo sucedido hasta ahora justifica el dominio de los Navegantes y augura una undécima corona para ellos. Incluso la arriesgada apuesta de abrir la serie con un pitcher, el dominicano Ramón Ortiz –que ahora se sabe, no había lanzado ni en el bullpen en los anteriores 10 días–, explica el éxito de los azules.
Pero existe el chance de que esto todavía esté por comenzar.
Los turcos han recorrido la mitad del camino y hoy pueden aplicar el golpe de gracia, aunque nadie debería descartar todavía una resurrección caraquista.
El resultado de hoy, en todo caso, debe enrumbar la serie; poner de vuelta a los Leones en la competencia o decretar, antes de tiempo, una conquista de los bucaneros, en caso de poner la serie a punta de mate, 3 juegos por 0.
El dato:
Sólo 5 de 21 equipos han levantado una final que perdían 2 juegos por 0: Aragua en la 71-72 y la 75-76, Zulia en la 88-89, Magallanes en la 93-94 y Caracas en la 94-95
