El maracayero quiere la corona que ya ganó Bob Abreu en el Derby de Jonrones. El slugger de los Tigres participa hoy por segunda vez en la competencia de cuadrangulares, ahora como favorito
ANAHEIM
Ya Miguel Cabrera sabe lo que es festejar una victoria en el Derby de Jonrones de las grandes ligas.
El aragüeño fue testigo de excepción en 2005, probablemente la edición más especial hasta ahora para la afición venezolana.
Junto a Johan Santana, Melvin Mora, César Izturis, Dennys Abreu y Javier Bracamonte, dio saltos en el terreno del Comerica Park y ondeó con frenesí la bandera de las siete estrellas, mientras Bob Abreu enviaba, una tras otra, 41 pelotas más allá de las bardas, camino al título y a un récord de estacazos, aún vigente.
Cabrera sabe lo agotador que puede ser la faena. Un año después de usar blancas toallas para abanicar al “Comedulce” y darle aire en medio de su titánico despliegue, tomó el madero para defender la corona venezolana en Pittsburgh, en 2006.
La competencia de hoy, en el Angel Stadium de Anaheim, ofrece la posibilidad de revancha, después de aquella incompleta incursión.
Cabrera se enfrentará a Corey Hart, Matt Holliday, Hanley Ramírez, Chris Young, Nick Swisher, David Ortiz y Vernon Wells, como representantes de los más forzudos grandeligas del momento. Será el segundo Derby de su carrera.
Hace cuatro años estuvo cerca de celebrar, del mismo modo que Abreu 12 meses antes. Hasta que el dominicano Ortiz fue a batear, en el último turno de la semifinal, el nativo de Maracay tenía un cupo en la final contra David Wright, pero el quisqueyano remató en sus últimos swings y le sacó de la ronda decisiva.
“No pude rendir al ciento por ciento, porque tenía una molestia en la espalda”, señaló hace poco el inicialista, quien llegó a Anaheim con la meta de rehacer su historial en la competencia. “Quiero ganar”.
El derby es parte de las festividades del Juego de Estrellas desde 1985. En plena Era de los Esteroides se disputó una cita paralela, durante el receso invernal, en la que una vez se impuso Magglio Ordóñez.
El propio Ordóñez regresó por sus fueros en 2007, cuando atravesada la que probablemente ha sido la mejor temporada de bateador venezolano alguno en la historia de las mayores. No tuvo suerte y cayó en la primera ronda. Ahora toca el turno a su compañero en Detroit.
Cabrera, coincidencialmente, también está en la mejor cosecha de su carrera, aspirante a la triple corona y ruidosa sensación en cada práctica de bateo.
“Este muchacho es el mejor de la liga”, proclamó hace días Johnny Damon.
Cabrera intentará demostrarlo hoy, para celebrar con Bob Abreu.
Este es el relato de la noche inolvidable de Bob Abreu, hace exactamente cinco años, en las palabras del propio “Comedulce”.
“Me concentré en tratar de batear hacia el right center”, explicó Abreu sobre su victoria en el Derby de Jonrones de 2005. “No quería halarla mucho, porque saldría de foul. Sólo si venía adentro, la halaba. Fue emocionante. No podía creer lo que estaba haciendo en esa primera ronda, y por eso quería dar más y más. Creo que los aficionados quedaron felices. Traté de dar un buen espectáculo. Cuando David Ortiz fue a batear en la segunda ronda, pensé que él ganaría. Me cansé demasiado en la primera vuelta. Pero cuando llegué a la final, lo di todo por sacar otro jonrón más”.
Abreu disparó 24 vuelacercas en la primera ronda, 11 en la final y 41 en total. Fueron tres nuevas marcas para la justa. Josh Hamilton le arrebató la primera, en 2008. Pero esos 41 jonrones que dio en el Comerica Park continúan en lo más alto y aún afirman a Abreu como el rey del cuadrangular.
Publicado en El Nacional, el lunes 12 de julio de 2010.
