Por Marcos Grunfeld
Las Grandes Ligas y el Sindicato de Peloteros acordaron reunirse todos los días de esta semana. La intención es avanzar en la negociación de un nuevo contrato colectivo, el órgano que rige todas las reglas de la MLB. Los patronos fijaron una fecha límite y si para el 28 de febrero no se firma el documento nuevo, entonces la temporada no comenzará el 31 de marzo.
El comisionado del béisbol, Rob Manfred, señaló en su última rueda de prensa que los equipos necesitan cuatro semanas de Spring Training para arrancar el torneo. En consecuencia, si el lunes próximo no hay pacto, será imposible arrancar la campaña para la fecha estipulada.
Será también un reto para los 30 gerentes generales que no han podido organizar los rosters de la próxima contienda. El pasado 2 de diciembre, los ejecutivos de la gran carpa decidieron aplicar un cierre laboral que impide hacer cualquier movimiento relacionado con los rosters de 40.
Hay agentes libres que quedan pendientes por encontrar un nuevo contrato. Todavía hay peloteros que son elegibles al arbitraje que no han podido negociar su salario para el 2022. Tampoco se ha llevado a cabo el Draft de Regla V y quizás hay muchos cambios pendientes en el horizonte.
Esas transacciones que usualmente llevan entre cuatro y cinco meses llevar a cabo, se tendrán que hacer en cosa de días, una vez se supere el conflicto laboral entre los peloteros y la MLB.
En ese sentido urge que ambas partes se pongan de acuerdo, pero la brecha sigue siendo enorme.
Los jugadores desean mejoras salariales para sus colegas que no son elegibles al arbitraje. También quieren que se aumente el umbral del impuesto al balance competitivo y que se cree un fondo de bonos. Ese último detalle sería para premiar a aquellos reclutas que en sus primeros tres años tengan grandes desempeños.
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El asunto es que la MLB oferta poner 15 millones de dólares allí y los peloteros desean nada menos que 115 millones de dólares.
Las enormes diferencias tienen el juego trancado, pero el tiempo sigue avanzando y el inicio de la zafra está en juego.
(Marcos Grunfeld)
