EL EMERGENTE

Por Ignacio Serrano

Luis Arráez hace historia casi a diario. Por donde se mire. El viernes llegó a 500 juegos disputados en las Grandes ligas y de inmediato dejó un récord para venezolanos, con el average de bateo más alto entre sus compatriotas al sumar tal cantidad de compromisos en la MLB. Y no olvidemos que busca convertirse en el primer campeón bate del Big Show que consigue la hazaña en ambas ligas y en años consecutivos.

Todo en Arráez habla de grandes cosas. Pero hay un único punto débil, una especie de kriptonita que afecta al jugador nacido en San Felipe.

Se trata del único lado flaco en el yaracuyano, que ya estuvo cerca de costarle el título conquistado en 2022 frente al empuje de Aaron Judge. Y ahora, ante el acoso de Freddie Freeman y Ronald Acuña Jr., vuelve a aparecer la idea de que no estamos ante un paseo sin adversarios ni dificultades para él en esta recta final.

Arráez es un huracán en cada primera mitad de campaña. Pero no es el mismo toletero, una vez terminada la pausa del Juego de Estrellas.

Esto es algo que posiblemente él lo sabe. Porque le hemos visto trabajar su físico de manera intensa en los últimos recesos invernales. Ha hecho del dominicano Nelson Cruz su mentor. Y ya sabemos que la condición física es crucial para afrontar los meses de agosto, septiembre y octubre en la MLB.

Muchos bigleaguers usan maderos menos pesados al llegar esta época del año. Jugar beisbol no es agotador, dicen aquellos que no lo juegan. Pero sí lo es. Un pelotero profesional no solo está en el terreno alrededor de tres horas, en estado de tensión activa, sino que, además, cumple todos los días con rutinas de estiramientos, pesas y prácticas de bateo que pueden incluir trabajo en la jaula –siempre–, pero también delante de la red o bajo techo, en el cage.

¿Cuántas repeticiones diarias puede llegar a hacer un toletero que desea mantenerse en ritmo? ¿Cincuenta? ¿Cien? Y esos miles de swings ocurren prácticamente sin descanso, desde la llegada del Spring Training, en febrero, hasta el último choque, habitualmente en octubre. Son dos tercios del año sin parar.

Pero volvamos a Arráez. De por vida batea para .326 de average. ¿Cuán bueno es eso? Bien, compáralo con los mejores del Big Show a partir de 2019, el año de su graduación. De acuerdo con Baseball Reference, solo dos bigleaguers con al menos 500 juegos disputados tienen registro sobre .300 desde la llegada de La Regadera a la Gran Carpa. El de San Felipe es el líder. Y después viene Freeman, con .317, seguido por Trea Turner con .299.

El detalle está al desglosarlo por mitades. Antes del Juego de Estrellas tiene .349 desde su debut arriba. Después del Clásico de Verano, tiene .300 exactos.

En 2022 sufrió debido a eso. Cayó de .338 a .289, lo que le permitió a Judge amenazar su liderato y coquetear con la Triple Corona.

El fantasma de la segunda mitad ha vuelto a asomar en agosto, porque Arráez por fin cayó en un slump. ¡Caray, que ya era hora! Su ritmo ha sido sobrehumano, y por ello los aplausos que ha escuchado. La ley de los promedios avisaba que eso podría ocurrir y tiene suficiente ventaja como para no inquietarse.

En agosto batea para .220 después 10 choques, en efecto. Su average, que estaba en .381 al comenzar la calenda, cayó a .366 al amanecer de este sábado.

Todo esto importaría menos si Freeman y Acuña no estuvieran embalados. El norteamericano cerró el viernes con .344 y el de La Sabana andaba en .337, la menor diferencia entre ellos dos y Arráez en casi tres meses.

¿Debemos temer ante el riesgo de nos perdamos el hecho histórico de poder ver a alguien ser campeón bate en ligas diferentes y en años consecutivos?

Las tendencias dicen una cosa. Pero Arráez es un profesional, que ha demostrado preocupación en fortalecer su físico y prepararse mejor. Este 2023 no tendría que ser como torneos anteriores, necesariamente.

Está, por un lado, el recuerdo de sus intensas sesiones con Cruz, para fortalecer su cuerpo y enfrentar mejor el agotamiento. Y está, por el otro, este detalle: después de este último Juego de Estrellas tiene .311 de average, a pesar de su caída en agosto. De hecho, antes de esta campaña solo tenía .299 después de la pausa estelar durante su carrera, y ha logrado poner ese registro en las tres centenas exactas con su esfuerzo actual.

Arráez es el favorito para conquistar el título de la Liga Nacional. Tiene un importante colchón de resguardo con todo lo que ha hecho hasta ahora. Cuenta con más experiencia, una mejor preparación y una habilidad chocadora digna de admiración.

También tiene rivales formidables, claro. Freeman batea para .462 desde el 17 de julio y Acuña es el rey de los juegos multihits en la MLB. Va a ser una emocionante recta final, como ya lo fue la de 2022 con la persecución de Judge. Y esta llega con un atractivo adicional: ver si este súper bateador nacido en Venezuela es capaz de superar su kriptonita, esa que en el pasado le robó la capacidad para regar hits con la misma frecuencia en la segunda mitad que en la primera.

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(Ignacio Serrano)

Fotos: Captura de MLB Network

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